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Después de 93 años desaparece el apellido Agromán

En el año 1925 comenzaba el sueño de José María Aguirre Gonzalo y Alejandro San Román, dos ilustres Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, que tras realizar las obras trabajando para Metro de Madrid en el tramo entre las estaciones de Sol y Cuatro Caminos, decidieron constituir "San Roman y Aguirre Ingenieros", empresa que dos años más tarde, en 1927, finalmente sería como "Agromán".

En sus primeros años de vida, bajo el régimen de la Dictadura de Primo de Rivera, tuvo importantes contratos como la prolongación del dique de Las Arenas en Vizcaya y, posteriormente,  ya con la segunda República instaurada en España, siguieron suceciéndose obras de notorio calado como la Ciudad Universitaria de Madrid o las obras ferroviarias del enlace ferroviario de la Castellana.

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Tras la guerra civil, la constructora Agromán, junto con Dragados, se convirtieron en las empresas constructoras líderes en España y realizaron algunas de las obras que significaron la recuperación económica y social de un país dividido por la guerra. Algunas de sus obras más reconocidas son el hipódromo de Madrid, la Torre de Madrid y el edificio España pero en el campo de la ingeniería civil también realizaron la construcción de obras como el Viaducto en Iznájar sobre el río Genil, el puente en Castejón sobre el río Ebro o el puente de La Chauchina sobre el río Genil.

Posteriormente llegaría el periodo de transición a la democracia española donde la empresa siguió realizando trabajos que modernizaron el paisaje de la geografía nacional aunque ya por entonces el camino del que fuera su cofundador

Después de la muerte del fallecimiento de José María Gonzalo en 1988, ya finalizando el siglo XX, la empresa entró en declive pasando de 20.000 hasta 3.000 empleados con duras pérdidas que ascendieron hasta 30.000 millones de euros hasta que Rafael del Pino la fusionó con Ferrovial en el año 1999. Fruto de esa unión se han realizado otra buena parte de obras de referencia, como la T4 de Barajas o el museo Guggenheim de Bilbao, que evidencian de forma clara en el paisaje nacional, la incipiente transformación social y tecnológica de estos últimos años.

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